Aún las
personas con vidas sencillas o en apariencia tranquila tienen momentos
difíciles, y cada uno diferente al otro; situaciones graves y otras más leves
según como lo miremos pero importante para quien lo vive. Sin embargo, como
hacer cuando tu problema no le importa a los que te rodean, sobre todo cuando
esas personas tienen otros problemas más graves que los tuyos. Es en ese
momento que comienzas a pensar que nadie te entiende o le importa tu dolor o
problema, comienzas a sentirte solo.
¿A QUIEN LE DIGO COMO ME SIENTO?
Una vez
sientes que tu situación es menos importante que las de los demás no quieres
comentárselo a otros y menos a aquellos que aunque cercanos a ti y te quieran,
están pasando por situaciones aún más duras y debes ser tu quien les da una
palabra de aliento… y luego piensas “a mi quien me alienta o escucha”.
Así dice la
palabra de Dios…
»Vengan
a mí todos ustedes que están cansados y agobiados, y yo les daré
descanso. Carguen con mi yugo y aprendan de mí, pues yo soy apacible
y humilde de corazón, y encontrarán descanso para su alma. Porque mi yugo
es suave y mi carga es liviana.» Mateo 11:28-30
Nos llama e
invita a que vayamos a su lado, a su presencia y allí descansamos de todo aquello
que nos aqueja, nos atormenta y no nos deja ver más allá de la dificultad
impidiéndonos avanzar.
Las
situaciones de dolor pueden ocurrir por pérdida de algo valioso, como salud,
trabajo, de una persona amada, pérdida de esperanzas, y maltratos o abusos.
“Yo les he dicho estas cosas para que en
mí hallen paz. En este mundo afrontarán aflicciones, pero ¡anímense! Yo he
vencido al mundo”. Juan 16:33
En Dios
puedes hallar paz, sin importar si es muy o poco grave a los ojos de los demás
o incluso a los tuyos propios, Él te está dando ánimos para continuar. Muchas
veces nosotros mismos menospreciamos nuestro dolor y terminamos “ignorándolo”,
cuando ese sentimiento es como una semilla que crece alimentada por los
pensamientos y ataques del enemigo quien siempre insistirá en recordarte todo
aquello que te lastima y te hace sentir triste, solo y sin salida, pensamientos
que nos llevan a la destrucción.
Nadie mejor
que Cristo para desahogarte, contarle lo que piensas, tus pesares y enojos, si
esperas su respuesta Él te hablará y dirá lo que precisas, a través de otras
personas o incluso podría háblale a tú corazón dándote la respuesta apropiada.
Intenta hacer
este ejercicio de confianza en Dios, solo tú con Él en lo secreto, nadie tiene
porque saber que estas orando o conversando con tu creador.
¿MANEJAR EL DOLOR O ELIMINARLO?
Existen dos
opciones que la mayoría emplea para manejar el dolor: ignorarlo o alimentarlo.
¿Cómo es eso? Bueno, lo ignoras
creyendo que no te afectó lo que sucedió, haciéndole creer a los demás que todo
está perfecto en tu vida aún después del descontento, sin embargo, dentro de tu
corazón germina un dolor con raíces cada
vez más profundas, que al no prestarle atención termina causando un cambio
rotundo en tu vida, en tu forma de comportarte con otros, convirtiéndote tal
vez en una persona hostil, grosera, insensible, desconfiada; estamos hablando
de cambios que no son positivos, que quizás aún no te hayas dado cuenta que
ocurrieron.
Igual sucede
cuando alimentas el dolor, sigues
recordando esa situación y diciéndote a ti mismo y a otros lo miserable que eres
a causa de la pérdida, mostrando constantes cuadros de tristeza y soledad, refugiándote en ese sentimiento al
punto de acostumbrarte y creer que es algo que nunca se puede olvidar o
perdonar.
“Y cuando estén orando, si tienen algo
contra alguien, perdónenlo, para que también su Padre que está en el cielo les
perdone a ustedes sus pecados”. Marcos 11:25
Sin embargo,
existe otra alternativa, diferente a las anteriores que de seguro será mucho
más efectiva, se encuentra en Salmo 138:
“En cuanto oro, tú me respondes;
me alientas al darme fuerza…” Salmo 138:3
“…Aunque estoy rodeado de dificultades,
tú me protegerás del enojo de mis enemigos”. Salmo 138:7
Optando por encontrar sanidad y liberación de tu dolor,
entregando tu vida (sentimientos, problemas…) en manos de Dios, te aseguro que
no necesita tu ayuda para llevar tu carga y solucionar tus problemas. LIBERATE!
de la oscuridad, permite que su sangre te lave el pasado, te ayude a perdonar,
te de la luz que necesitas para ver tu sendero y puedas dar un paso adelante.
Para Dios
eres importante y toda lo que te sucede también es relevante para Él. Recibe su
amor que siempre está dispuesto a darte lo mejor.
“Porque
yo sé muy bien los planes que tengo para ustedes —afirma el Señor—, planes
de bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza.”
Jeremías 29:11
Cambia tu perspectiva y mira tu vida desde
otro punto… ¿Quién podrá entenderte mejor que tu creador? No te afanes… más
bien cálmate, cierra tus ojos, respira y entrega esta carga pesada a Dios,
incluso llora sintiendo que Su presencia está contigo (todas las veces que
necesites) con fe absolutamente que pronto todo estará bien.
“No
se inquieten por nada; más bien, en toda ocasión, con oración y ruego,
presenten sus peticiones a Dios y denle gracias. Y la paz de Dios, que
sobrepasa todo entendimiento, cuidará sus corazones y sus pensamientos en
Cristo Jesús.” Filipenses 4:6-7.
ALÉJATE DEL DOLOR –
RECHAZA LO QUE TE DAÑA
BUSCA LA SANIDAD
PARA TU ALMA
EN CRISTO JESÚS
♥