- COMPARTE TU HISTORIA
TRATANDO DE SER PARTE DEL GRUPO
Cuando tenía 12 años, recuerdo sentirme como si no le gustara a nadie. Siempre se metían conmigo, y me llamaban “fenómeno”. Yo pensaba que no le gustaba a la gente porque no era lo que esperaban de mí. Así que comencé a cambiar para serla clase de persona que, según yo pensaba, agradaría a los demás.
Trataba de estar a la moda diciendo palabrotas y siendo ruda. Trataba de comprar “cierta clase de ropa” a fin de adaptarme a los demás. Pero todo era una actuación. Seguía sin llamar la atención, así que comencé a decir mentiras. GRANDES mentiras. Pensé que podía mentir para identificarme con la mayoría. Le dije a una amiga que yo era bulímica, y después se lo dije a otros también. Pensé que la gente se interesaría por mí si tenía un problema y necesitaba ayuda.
Me volví depresiva y comencé a lastimarme a mí misma, en parte para llamar la atención y en parte porque sentía que merecía sufrir por todas las mentiras que había dicho. A mitad de ese año, me di cuenta que no podía seguir así. Tenía que cambiar. La culpa por lo que estaba haciendo no merecía la atención que estaba atrayendo. De hecho, la atención se hizo peor. Yo sabía que necesitaba decirles a mis amigas y a mi familia lo que había estado haciendo, pero tenía temor de su reacción. No quería ser rechazada, pero sabía que necesitaba volverme a alguien. Así que me volví a DIOS.
Descubrí que Dios me aceptaría y estaría allí para mí, sin importar nada. Una Vez que entendí eso, mi situación todavía estaba muy complicada, pero sabía que podía atravesarla. Finalmente obtuve lo que había estado buscando, alguien que me amara.
Reuní valor para confesar a la gente que había mentido. Para una de ellas fue una sorpresa enorme, y no sabía que pensar. Otra me agradeció por decirle la verdad. No podía creerlo, y me sentí muy afortunada de tener tales amigas que me perdonaran.
Ahora me siento mucho mejor. He madurado mucho y aprendí un montón de esa situación. Todavía tengo momentos difíciles, pero ¿Quién no los tiene? Estaría en peores condiciones ahora si no hubiera dicho la verdad, porque me estaba carcomiendo. Mis amigas están allí para mí, lo cual ayuda, y sé que Dios está siempre allí para aceptarme. ¡Con ayuda de Dios, pude cambiar!
Historia compartida por: Lucía Diaz -
Extraído de Revista Vida Extrema
“Adaptarnos no siempre es fácil, para eso lo importante es saber realmente quiénes somos y aceptarnos así, pues muchas veces al pensar que no somos lo suficientemente buenos para encajar en algún circulo, alguna actividad deportiva o de ciencias o tal vez no estamos tan actualizados en la moda y tecnología como otros, creemos que somos menos personas o menos geniales y es cuando tratamos de cambiar aparentando ser quienes NO somos.
Comienza a conocerte a ti mismo con ayuda de Dios, Él más que nadie incluso tú mismo sabe quién eres, que capacidades y habilidades tienes, Él siempre irá de tu lado y colocará personas maravillosas quienes sabrán valorarte y aprenderán a conocerte y a aceptarte tal y como eres, así no necesitarás ser nadie más que tú mismo.
Superar los problemas y aceptar los errores nos hace más sabios y de ellos aprendemos siempre, no debemos ser tan duros con nosotros mismos, lo digo pues no hay peores críticos que nosotros mismos, mira hacia adelante y aunque no se pueda borrar lo que se hizo al menos mostraras con tus actos frente a los demás y sobre todo frente a Dios que eres una persona Nueva!
¡¡¡Animo Amig@!!! Sigue adelante no te desanimes!!”
Equipo Tu Best Friend
No hay comentarios:
Publicar un comentario