Hace varios años atrás cuando inicié la llamada
etapa de la adolescencia comencé a sufrir los complejos que parecen normales en
esta etapa, comparaba mi apariencia física con la de mis compañeras, amigas,
conocidas y desconocidas. Sin embargo, llegue a notar que no me veía tan bien
como todas ellas, siempre me encontraba algo mal
o, feo o diferente sin importar lo mucho que me esforzara o lo bien que me dijeran los demás que me veía, yo me sentía, en una palabra… fea.
o, feo o diferente sin importar lo mucho que me esforzara o lo bien que me dijeran los demás que me veía, yo me sentía, en una palabra… fea.
Sin embargo, no me había dado cuenta de mi
verdadero problema hasta que llegué al punto de la desesperación, lloraba amargamente
a solas por ese dolor que tenía en mi corazón, como podía yo seguir viviendo y
soportando toda esa carga. No me gustaba como era y sin importar lo bien que me
vistiera nunca sería tan linda como cualquier otra persona.
Mi vida inició un cambio gradual pero inesperado
desde aquel día en el que llegué a una iglesia y me senté a escuchar algo que
estaba diciendo el predicador, de pronto a encontrar un refugio en medio de mi
pesar; sin esperar que un tratamiento de mi Señor Jesucristo mejor que cualquier
Psicólogo, escudriñara mi corazón a través de aquel pastor y me diera cuenta en
ese momento en medio de un llanto incontrolable que alguien más, quien no había
visto y ni me conocía, me estaba diciendo exactamente todo lo que sentía y
hasta lo que pensaba acerca de mi misma.
Mi corazón comenzó a anhelar conocer más de ese
Dios quien hizo hablar al pastor con palabras tan precisas. Es encantador recordar como inicié esa auto aceptación, que
no importa la apariencia que tengamos, todos somos criaturas de Dios, no
importa los pecados que hallamos cometido, Jesús se sacrificó por ellos,
entonces, no soy digna de nada de lo que tengo
ni yo ni nadie, pues somos todos pecadores; sin embargo, Dios le plació
darme vida, una familia, salud, amigos, incluso a un hombre que ahora es mi
novio y con quien planeo casarme… ¡Por qué no estar agradecida!
Estoy agradecida infinitamente por haber conocido
esta esperanza la que hoy me muestra en su palabra y nos trae salvación. Si no
fuera sido así, quien sabe dónde estuviera o si hubiera preferido quitarme la
vida ante tanto dolor. Pero tú que están leyendo mi historia y tal vez te
sientes identificada/o con ella, te invito a que conozcas ese amor sin
fronteras, sin condición que nos da Dios, que corrijas tu camino y comiences a
andar en el sendero de la luz para que puedas ver que tienes delante y no te
pierdas en medio de la densa oscuridad que te asecha.
Hoy día miro hacia atrás y me doy cuenta lo mucho
que Dios ha transformado y sigue cambiando mi vida de ser una chica tímida y
con complejos a ser una mujer feliz con planes que en el pasado nunca hubiera
imaginado para mí y con la esperanza de que aunque pasemos por dificultades
Dios siempre estará con nosotros en todo momento para guiarnos, cuidarnos y
moldeando en nosotros aquello que está mal para que heredemos la vida eterna.
“Porque
todas las cosas obran para bien de quienes aman al Señor” Rom.8:28
Autor: Yolimar
Cuando entendamos el amor de Dios nos tiene y como se manifiesta cada día en nuestra vida, entonces sabremos lo valiosos que somos y que nos merecemos amarnos tambien.
"Porque de tal manera amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo aquel que cree en El, no se pierda, mas tenga vida eterna." Juan 3:16
Equipo Cristo Tu BestFriend
No hay comentarios:
Publicar un comentario