LA ALEGRIA Y
LA DIVERSIÓN
¿En qué
momento se convirtieron en burla y desenfreno?
La
alegría, esa emoción de estar vivo y animado que experimentamos muchas veces en
nuestra vida, desde niños la sentimos por situaciones sencillas y sanas como la
visita de un querido amigo, un viaje esperado, el amor, observar un ocaso a la
orilla de la playa o el amanecer desde tu ventana, la familia, tu trabajo, tus
sueños, ver jugar a tu equipo favorito…. Todo puede ser un motivo de alegría
que te hace sentir que realmente existes en esta tierra y que tu vida tiene un
propósito.
No
obstante, algunos dicen “no tengo a nadie”, “estoy solo”, “solo tengo a mis
amigos”, “no me importa nadie”… ¿eso reamente es así? Crees tú mi amigo que
estas son razones por las cuales algunas personas no sientan alegría en las
cosas simples que experimentan en sus vidas ¿?
La
verdad es que todos sin importar nuestra situación podemos admirar la belleza
de la creación de Dios que es realmente perfecta y hermosa, digna de apreciar,
pero sucede que desviamos en algún punto de nuestra vida aquello que realmente
despierta esa sensación profunda y la convertimos en algo superficial y
destructivo. Es allí donde el hecho de ridiculizar a otros o incluso a ti mismo
para “alegría o diversión” de otros se vuelve motivo de alegría para ti; el
hecho de decir cosas aunque suenen obscenas, burdas, groseras, hirientes y
hasta inmorales, porque a otros les va a gustar, entonces buscamos “esa
diversión” para conseguir felicidad o estar bien en el grupo. Dios no hace cosas como esa para hacernos felices y que sintamos alegría por nuestra vida.
¿No crees que
sea momento de que analicemos si realmente conseguimos divertirnos o estar
alegres con lo que hacemos? Si agradar a otros es lo que nos hace feliz,
entonces nuestra felicidad depende de las emociones de los demás a los que
posiblemente no les interesemos.
La
diversión es un entretenimiento proporcionado para tener un tiempo alegre. No
obstante, tenemos que hoy día las personas indistintamente de su edad confunden
diversión con desenfreno, con experimentar situaciones que pueden ser
peligrosas, humillantes e indecentes. Por ejemplo, no es lo mismo ir con tus
amigos en un auto de paseo a la playa, disfrutar de un tiempo ameno, disfrutar
el paisaje, conversar, recordar, reír y luego regresar a casa sobrios para
llegar sanos y salvos; que ir con tus amigos en el auto hacia la playa, y
llevar cerveza y/o drogas (porque es “normal” según tú), llegar, tomar o
drogarse y dejarse llevar por sus deseos y pensamientos descontrolados, luego
regresar a expensas del peligro de conducir embriagado y al día siguiente no
recordar el 80% de lo que sucedió. Esto igualmente pasa en los bailes,
festividades, desfiles, manifestaciones, hasta en los días de los “Santos” que
algunos celebran equivocadamente, cualquier excusa para el desenfreno es
llamado ahora “Diversión”.
“El
vino hace insolente al hombre; las bebidas fuertes lo alborotan; bajo sus
efectos nadie actúa sabiamente.” Proverbio 20:1
¿Crees
que Dios está contento cuando tú estás haciendo de todo para destruir tu alma y
cuerpo? ¿Eres consciente del daño físico y espiritual que te estas causando?
“¿Acaso
no saben ustedes que son templo de Dios, y que el Espíritu de Dios vive en
ustedes?” 1 Corintios 3:16.
No
has notado la sensación de vacío en tu corazón cuando haces todas esas cosas
(emborracharte, desordenarte, tener sexo casual, burlarte de otros, colocarte
en ridículo), y cuando lo haces crees que eres feliz y luego te das cuenta que
no es suficiente y erróneamente quieres seguirlo haciendo para continuar
teniendo algún tipo de placer momentáneo, pero mientras más lo haces más triste
serás.
¿Desearías una
alegría duradera?
JESUCRISTO
nos brindó un gran ejemplo de que la verdadera alegría no está en satisfacernos
a nosotros mismos, sino en servir, en querer a nuestros semejantes (sean amigos
o enemigos) y apreciar lo que Dios ha hecho en nuestra vida.
“Ámense
sinceramente unos a otros. Aborrezcan lo malo y apéguense a lo
bueno. Ámense como hermanos los unos a los otros, dándose preferencia y
respetándose mutuamente.” Romanos 12:9-10.
Siempre
podremos dirigirnos a nuestro Señor Jesucristo por medio de la oración, allí es
la fuente de nuestra fortaleza a pesar de cualquier dificultad.
“Vivan
alegres por la esperanza que tienen; soporten con valor los sufrimientos; no
dejen nunca de orar.” Romanos 12:12.
Una
felicidad eterna: “Me mostrarás el camino de la vida. Hay gran alegría en tu presencia;
hay dicha eterna junto a ti.” Salmo 16:11
Felices
cuando seguimos al Señor: “Felices los que se conducen sin tacha y siguen la enseñanza
del Señor. Felices los que atienden a sus mandatos y lo buscan de todo corazón.”
Salmo 119:1-2.
“Feliz
el hombre que honra al Señor y se complace en sus mandatos.” Salmo 112:1.
Llenaría
nuestro corazón de alegría: “Tú has puesto en mi corazón más alegría que en quienes tienen trigo y
vino en abundancia.” Salmo 4:7.
Dios
no quiere nada que nos dañe, sin embargo, nosotros somos quienes tomamos la
decisión de seguirlo o apartarnos haciendo caso a nuestro deseos y propios
pensamientos que cuando no están iluminados con la luz de Cristo nuestra
tendencia es al error.
“No
te creas demasiado sabio; honra al Señor y apártate del mal”
Proverbios
3:7
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