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miércoles, 30 de abril de 2014

Lección de vida #10. ¡No me arrepiento de lo que hago!


 

Creo que todos en algún momento hemos dicho o escuchado decir esta frase, que expresa vehementemente lo resuelto y seguro que somos sobre las decisiones que tomamos y demuestra nuestra valentía ante los demás.

En esta vida acelerada muchas veces no nos queda tiempo de pensar detenidamente para tomar una decisión y actuamos por “intuición” o por impulso. ¿Pero que sucede si esa decisión tomada  a la ligera resulta inconveniente para nuestra vida o para los que nos rodean? ¿Cómo sabemos de antemano si esto será bueno o no y si es malo que hacer?

Siempre decimos “la vida es complicada”, y la realidad es que no es fácil vivirla según los criterios y exigencias de este mundo, tener dinero, reconocimiento, estudios, trabajo, familia, hijos, carro, casa… y si pensamos en todo esto nos volvemos locos. Es allí donde el enemigo actúa y nos atrapa tratando de mostrarnos una salida no adecuada a todo lo que nos agobia para hacer la vida “más fácil” y sin arrepentimientos.
¿De que arrepentirnos y de que no?

El arrepentimiento denota cambio de mente, idea o pensamiento, que lleva a un cambio de vida o actitud. Saber de qué tenemos que arrepentirnos puede variar según lo que tú consideres que es bueno o malo y es allí donde inicia el verdadero aprendizaje, cuando decidimos llamarle a lo malo “malo” y reconocer lo bueno, agradable y perfecto como algo digno de exaltar (la voluntad de Dios).

Entonces esta pregunta es sencilla de responder, ¿De que arrepentirnos? De todo aquello que hayamos hecho y vaya en contra de la voluntad de Dios escrita en su palabra; cuando mentimos, insultamos, herimos, actuamos inmoralmente, engañamos o somos egoísta, solo por mencionar algunas cosas. ¿Y que no merece nuestro arrepentimiento? Todo lo bueno que hacemos para agradar a Dios, cuando rechazamos al pecado aunque otros nos señalen de locos, bobos, extraños o antisociales aguafiestas… cuando soportamos el vituperio (insulto) de otros por creer y seguir las enseñanzas de nuestro Señor, es allí donde debemos decir ¡No me arrepiento de lo que hice! Pues rechacé al pecado y eso agrada a mi Señor.

“Por tanto, para que sean borrados sus pecados, arrepiéntanse y vuélvanse a Dios, a fin de que vengan tiempos de descanso de parte del Señor” (Hechos 3:19)

¿Sirve de algo arrepentirnos de lo que hacemos?

Sirve para que te alejes de lo malo y no lo vuelvas a cometer, sirve para que nuevamente Dios te mire y para que valga la pena el Sacrificio de Cristo en la cruz por tus pecados, el arrepentirse del pecado mejora hasta tu estado de ánimo. Será coincidencia que el día siguiente que te emborrachas amaneces con resaca o mal humorado, con ganas de no hacer nada? Pues claro que no, eso es consecuencia del pecado.

Una vez nos arrepentimos es decir, cambiamos nuestra mente hacia la voluntad de Dios, inicia algo en nosotros, una disposición a que las cosas pueden mejorar y si hicimos algo en el pasado que  fuera reprochable ahora aunque estemos viviendo las consecuencias NO lo volveremos a hacer y dejaremos que Dios actúe en nuestra vida haciéndola mejor.  Además de esto, y lo más importante que cabe resaltar, Jesucristo mencionó muchas veces el arrepentimiento a sus apóstoles y a todos los que se acercaban a escucharlo diciendo “Arrepiéntanse, porque el reino de los cielos se ha acercado. (Mateo 4:17)”, con esto quiso decir que Él estaba con ellos y era muestra suficiente para dejar la vida errada que llevaban y cambiarla por una con miras a la salvación de sus almas y encuentro con él en el paraíso.

Para eso sirve el arrepentimiento, para mejorarnos, como personas, amigos, hermanos, padres, compañeros y sobre todo ser llamados hijos de Dios heredando la vida eterna.

“No se amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante la renovación de su mente. Así podrán comprobar cuál es la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta.” (Romanos 12:2)

¿Existe solución al problema con arrepentirse?

Si causaste un problema, arrepentirte no borrará el pasado, sin embargo es una forma de reivindicarte tanto con Dios como con las personas que afectaste. Esto en caso de que se tratara de un evento que involucre otras personas (amigos, familiares, vecinos. etc). Cuando se tratan de decisiones que tú tomas y no resultan ser las mejores siempre habrá arrepentimiento y desearás no volverlo a cometer el mismo error, lo que obtienes de esto es el aprendizaje para tu vida, un cambio de mentalidad y actitud ante las cosas, ser mejor.

Pero quiero aclarar amigo mío algo muy importante, no pienses que si una situación te genera placer o felicidad momentánea no merece arrepentimiento “después del gusto que venga el disgusto”, no es correcto mantenernos en posiciones engreídas y soberbias creyendo las filosofías de este mundo y dejándonos llevar por los placeres porque “la vida es una sola”, les debo hacer una advertencia, Dios es amor pero también es fuego consumidor, no tolera la necedad, el orgullo, la rebeldía que trae consigo el pecado; bien dice en su palabra “Hay caminos que al hombre le parecen rectos, pero que acaban por ser caminos de muerte” ( Proverbios 14:12). Caminos que llevan al infierno, a la perdición de su alma… ¿eso quieres para ti después de la muerte? No lo creo. Pues no desperdicies esta oportunidad que te ha dado Dios para que le conozcas. “Tú desprecias la inagotable bondad, tolerancia y paciencia de Dios, sin darte cuenta de que es precisamente su bondad la que te está llevando a convertirte a él.” (Romanos2:4)

Un verdadero cambio ser genera desde dentro de tu alma y espíritu y se refleja en tu exterior, es por eso que en su palabra dice “Haced, pues, frutos dignos de arrepentimiento.” (Mateo 3:8) esos frutos mostraran el cambio en nuestra vida, no para agradar a la gente pues entre más busquemos de Dios más nos rechaza el mundo, se trata de agradar a Dios, a quien le debemos la creación de todo lo que vemos, sentimos, escuchamos y olemos.

¿Deseas saber cuáles son esos frutos? ¡ALEJATE DEL PECADO Y SIGUE A CRISTO! Todos esos frutos se verán en ti: dejarás de adulterar, mentir, serás amable, tendrás verdaderos amigos, amaras sinceramente, valoraras la vida, te unirás más a tu familia, respetaras tus compromisos, podrás dejar el alcohol y las drogas… esto inicia con tu decisión de arrepentimiento y cambio pero culmina con tu humillación a Dios. “Porque el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido” (Mateo 23:12)

RECUERDA: Es bueno arrepentirse, reflexionar y cambiar de rumbo. Arrepentirse es estar conscientes de la falta y NO volverla a cometer, si nunca hubo arrepentimiento solo se trató de cargo de conciencia y no de un cambio verdadero.

Equipo Cristo Tu Best Friend


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