Historia tomada de “creandotuvida.com”
La siguiente
historia sucedió hace 15 años, siendo yo muy joven. Fui víctima de abuso
sexual por parte de tres personas cuando tenía tan sólo 21 años. No éramos
amigos, sólo conocía a uno de ellos. No fui consciente cuando sucedió
porque se valieron de colocar algo en la bebida que me ofrecieron. Ni
siquiera pude defenderme. No recuerdo más. Al día siguiente cuando
recuperé la consciencia me di cuenta de lo que había ocurrido, no es necesario
entrar en detalles. Por más que intentaba no podía recordar nada. Estaba
desesperada. Me encontraba en una casa particular muy grande y muy
lujosa. Busqué rápidamente la salida y al llegar a la calle, mi primera
reacción fue llorar y correr… correr sin rumbo hasta que me detuve y al
encontrarme cerca de donde vivía Paula, una de mis mejores amigas, decidí ir a
verla y contárselo… pero no pude hacerlo.
Sólo le pedí
a Paula que me acompañara a casa y que después hablaríamos. Desde ese momento
todo cambió en mi vida. Sentí como si algo se había quebrado dentro de
mí. No podía entender por qué me había sucedido algo así. Traté de buscar
una respuesta, traté de recordar y no lo conseguía, necesitaba contarlo, pero
cada vez que intentaba hacerlo la culpa y el miedo se apoderaban de mí. Pensé
muchas veces en poner una denuncia pero nunca fui lo suficientemente
valiente para hacerlo, no sabía cómo afrontarlo. Viví mucho tiempo con eso bien
guardado. Mi comportamiento cambió mucho, dejé de interesarme por los
estudios, me dejé llevar muchas veces por el alcohol y comencé a
deprimirme. Me alejé de mis amigos, en varias ocasiones intenté acabar
con mi vida y comencé a hacerme daño. Me convertí en una persona completamente
desconfiada, rebelde y me perdí.
A veces, pensaba que
con el tiempo podría olvidarlo todo y comenzar nuevamente, ése era mi
propósito, pero el pasado era más fuerte, sentía que necesitaba ayuda. Por las
noches mis oraciones sólo pedían volver a construir mi vida, olvidar y encontrar
el camino nuevamente.
Fue así que un día encontré en un café a mi amigo Fer. Habíamos dejado de vernos hacía mucho tiempo y al encontrarlo, decidí que se lo contaría, pero no lo hice porque mientras conversábamos me llamó mucho la atención lo que hacía. Escribía varias frases repetidas, como una tarea de nivel básico en la escuela. Cuando le pregunté me dijo que había iniciado una terapia sobre la Dieta del Perdón, y que estaba perdonándose. Al principio pensé que era una broma por el nombre (¡Dieta del Perdón!), luego comenzó a explicarme de lo que se trataba. Todo lo que dijo llegó a tocar lo más profundo de mí ser y me di cuenta de toda la rabia que sentía contra mí, contra mis padres, contra la gente, contra esas personas, contra el mundo. Le pedí información sobre la terapia y me dio los datos para hacer una consulta. Se lo agradecí muchísimo.
Fue así que un día encontré en un café a mi amigo Fer. Habíamos dejado de vernos hacía mucho tiempo y al encontrarlo, decidí que se lo contaría, pero no lo hice porque mientras conversábamos me llamó mucho la atención lo que hacía. Escribía varias frases repetidas, como una tarea de nivel básico en la escuela. Cuando le pregunté me dijo que había iniciado una terapia sobre la Dieta del Perdón, y que estaba perdonándose. Al principio pensé que era una broma por el nombre (¡Dieta del Perdón!), luego comenzó a explicarme de lo que se trataba. Todo lo que dijo llegó a tocar lo más profundo de mí ser y me di cuenta de toda la rabia que sentía contra mí, contra mis padres, contra la gente, contra esas personas, contra el mundo. Le pedí información sobre la terapia y me dio los datos para hacer una consulta. Se lo agradecí muchísimo.
De esta forma inicié mi terapia de Rebirthing (renacimiento, volver a
nacer). Conocí a Ana y fue la primera vez que pude hablar de lo que me había
ocurrido años atrás. Contando los detalles y llorando mucho, sentí que me
liberaba de un gran peso. Después comencé con mi Dieta del Perdón. Fue muy
difícil en un principio. Comenzaba y no la terminaba, pero al final logré
hacerlo y en dos años conseguí perdonar a 18 personas. Cuando decidí perdonar a
estas 3 personas puse todo mi empeño para hacerlo de corazón, pese a que
necesitaba remover el pasado y recordar, sentí como toda esa historia, se
convertía en eso, exactamente en “una historia”, no existía más dolor, ni me
producía tristeza y sobre todo, la culpa que llevaba había desaparecido. Leí
muchas historias de personas que habían pasado por la misma situación y también
numerosos libros sobre el perdón. Lo más importante que aprendí fue que todos
tenemos la fortaleza para afrontar las cosas que no podemos cambiar, la
capacidad para perdonar y cambiar y así mejorar nuestra vida. Aprendí que nadie
tiene el derecho ni el poder de destrozar tu vida, destruir tus ilusiones y
hacerte sentir culpable, a menos que tú se lo permitas. Aprendí que no importa
cómo sucedan las situaciones en nuestra vida, siempre estamos en brazos de lo
Divino, que es justamente donde encontramos nuestra fuerza.
En esta historia cabe resaltar
algo sumamente importante, el perdón, es necesario perdonar a quienes nos han
hecho daño de esta forma encontraremos la paz y el camino será despejado en
nuestra mente y corazón. Pues así como le sucedió a nuestra amiga de la
historia nos sucede a todos cuando algo agobia nuestro corazón y comenzamos a
buscar culpables, odiamos a los demás e incluso a nosotros mismos; lo
importante es darnos cuenta que podemos tomar la decisión de cambiar todo eso
que nos asedia y que sin duda alguna tendremos ayuda de nuestro Padre Celestial
quien siempre velará por nosotros y nunca nos desampara.
“Sean
fuertes y valientes. No teman ni se asusten…, pues el Señor su
Dios siempre los acompañará; nunca los dejará ni los abandonará.”
(Deuteronomio 31:6)
Equipo Cristo Tu Best Friend
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