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lunes, 9 de junio de 2014

Lección de vida # 12. La Felicidad


La respuesta a la pregunta ¿Qué te hace feliz? No siempre es la misma de persona a persona, pero sin duda se trata de un sentimiento placentero que estimula para seguir alcanzando nuevas metas, es decir, que es bueno estar y sentirse feliz.

Aunque trabajemos muy duro para mantener o alcanzar esa felicidad siempre habrá situaciones que nos hagan cambiar el ánimo, donde ya no nos sintamos tan felices y tranquilos, comienza a agobiarnos las preocupaciones, nos sentimos tristes y solos hasta el punto de no querer escuchar palabras que pretendan darnos ánimo, aunque suene raro así suele suceder; y entonces comenzamos a inquietarnos por hallar una solución al problema, buscando una respuesta e intentamos con todas nuestras fuerzas para conseguirlo, todo esto genera frustración, estrés y por supuesto elimina el sentimiento de felicidad de nuestra mente y corazón.

¿Porque sucede esto? ¿Porque siempre algo nos arrebata la felicidad y no podemos tenerla siempre?

Como con un escudo lo rodearás de tu favor.” (Salmo 5:11-12)
y en ella medita noche y día. (Salmo 1:1-2)



Pueden haber varias respuesta a estas preguntas, pero lo importante es tener en cuenta que cuando la felicidad o a lo que consideramos nos hace felices está amarrado a lo que nos brinda este mundo, siempre estaremos expuestos a que nos sea arrebatada nuestra alegría, felicidad y gozo.

Piensa en este momento….Que te hace feliz… tal vez….

- Tener éxito en los negocios o en el trabajo
 La familia
- Cuidar nuestra mascota
-  Aprender algo nuevo /estudiar
- Pasear y conocer nuevos lugares
- Amigos

Es natural que cuando cosas buenas pasan nos causen alegría y tranquilidad, a quien no le gustan las buenas noticias ¡¿?! Pero la palabra de Dios nos advierte sobre los deseos de este mundo, diciéndonos que no debemos colocar toda nuestra felicidad en cosas perecederas.

Vivir es difícil como dicen muchos, incluso aquel que tiene dinero vive constantemente intranquilo pensando si sus acciones disminuirán o si sus inversiones se perderán; el pobre porque no tiene todo el dinero del rico, los de clase media porque gastan cada vez más de lo que ganan y a todos se les presentan problemas familiares y personales. En fin siempre hará falta algo.

“En fin, ¿qué saca el hombre de tanto trabajar y de tanto preocuparse en este mundo? Toda su vida es de sufrimientos, es una carga molesta; ni siquiera de noche descansa su mente. ¡Y esto también es vana ilusión!....  Dios da sabiduría, conocimiento y ALEGRÍA a quien él mira con buenos ojos; pero al que peca le deja la carga de prosperar y amontonar tesoros para luego dárselos a quien él mira con buenos ojos.” (Eclesiastés 2:22-24) ¿Si ves? Dios es muy sabio y por eso nos dejó su palabra para que la meditemos con detenimiento, y estos versículos claramente nos presentan la verdad sobre el prosperar económicamente, aunque no es algo malo siempre tratará de llenar nuestro corazón y hacer que trabajemos solo por ese fin y no el verdadero que es la sabiduría, conocimiento y la alegría que nos da Dios por ser obedientes de corazón.

La sabiduría del altísimo nos hará obrar de la forma correcta, y lo bueno trae satisfacción al corazón, y sobre todo que el camino correcto nos llevará a la salvación de nuestra alma.
“Más vale adquirir sabiduría que oro; más vale adquirir inteligencia que plata.” (Prov.16:16)

“Pero gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento; porque nada hemos traído a este mundo, y sin duda nada podremos sacar.” (1 Timoteo 6:6-7)

Todo en este mundo es perecedero, la ropa, el dinero, los bienes incluso nuestra familia y amigos, ellos no serán eternos o siempre 100% fieles, sin embargo, hay algo muy importante que nos ha regalado Dios y que si es eterno, nuestra alma,  que vivirá eternamente aun después de que partamos de este mundo cuando nuestro cuerpo perezca y no lata nuestro corazón, nuestra alma seguirá viva… ¿pero a dónde irá? Eso lo decidimos nosotros ¿Cómo?  Si tomamos la decisión de seguir las sabias enseñanzas de Cristo o si por el contrario las rechazamos haciéndonos los ignorantes y sordos ante lo que nos dicen acerca de cumplir lo establecido por Dios, sobre no pecar (Gálatas 5:16-23). Sencillísimo si cumples con lo que Dios pide que es bueno para nosotros disfrutará tu alma de la eternidad en la bella presencia de nuestro creador, pero si no lo haces sufrirás eternamente pues así lo has decidido, si nunca necesitaste de Dios en la vida no lo querrás después de la muerte.

Si realmente tomamos tiempo de nuestra apretada agenda, tiempo para todo hay, o vamos a negar que de las 24 horas del día no tenemos 2 horas o 30 minutos para pensar, reflexionar, orar y pedir perdón, ¡claro que sí! DIOS no debería ser un sobrante del día, debe ser lo más importante.

¿Cómo consigo la felicidad con todo esto?


Lo anterior es necesario que lo tengamos en cuenta ya que de Dios procede la felicidad que podemos experimentar en nuestra vida, la cual no se trata de una felicidad temporal, emocional o limitada, es la felicidad que nos llena de verdadero gozo es por eso que en nuestra felicidad Dios tiene todo que ver.

Más importante es la alegría del corazón agradecido con el Señor por cada cosa que recibe sabiendo que por él hemos obtenido lo que tenemos, y no colocamos la mirada en el hombre y en las riquezas o bienes que nos ofrece este mundo.
“Muchos son los que dicen: ¿Quién nos mostrará el bien? Alza sobre nosotros, oh Jehová, la luz de tu rostro. Tú diste alegría a mi corazón, mayor que la de ellos cuando abundaba su grano y su mosto.” (Salmos  4:6-7)

La confianza en Dios nos da alegría en medio de las tribulaciones, porque sabemos que Él nos sustenta y nos ayuda en las pruebas. Las pruebas son necesarias para nuestro crecimiento personal y espiritual, Dios no nos hará llevar cargas que no podamos soportar.
“Pero alégrense todos los que en ti confían; Den voces de júbilo para siempre, porque tú los defiendes; En ti se regocijen los que aman tu nombre. Porque tú, oh Jehová, bendecirás al justo;

No hay lugar más agradable y placentero que la presencia del Señor, quienes hemos experimentado sabemos que es así, pero para poder llegar a disfrutar de esa seguridad y alegría donde sientes que todo tiene solución y que Dios puede hacer que todo marche de la forma correcta y te da el valor para asumir lo que esté sucediendo, es necesario que LE AGRADEMOS
Feliz el hombre que no sigue el consejo de los malvados, ni va por el camino de los pecadores, ni hace causa común con los que se burlan de Dios, sino que pone su amor en la ley del Señor

Entre mayor sea el amor que coloquemos en hacer las cosas para el Señor, entre más soportemos las pruebas en el nombre de Jesús, seamos bondadoso en todo lo que hagamos, no envidiemos a nuestros hermanos, ni presumamos, seamos orgullosos, egoístas, nos enojemos sin razones y guardemos rencor, mas nos alegremos de la verdad y defendamos la justicia pues el amor que Dios nos enseña lo sufre todo, lo cree todo, lo espera y soporta todo. ¿Qué puede significar esto? Que en lo poco o en lo mucho siempre agradezcamos a Dios por todo, incluso en los problemas… sí, en ellos es donde más Dios muestra su poder en nuestra vida si actuamos con fe.

“…pero él me dijo: «Te basta con mi gracia, pues mi poder se perfecciona en la debilidad.» Por lo tanto, gustosamente haré más bien alarde de mis debilidades, para que permanezca sobre mí el poder de Cristo. (2 Corintios 12)”

Nuestro problema de hallar la verdadera felicidad seguirá existiendo mientras no busquemos constantemente a nuestro Padre y hagamos lo que es correcto delante de sus ojos, pues es como caminar en círculos, cuando crees que ya estás lejos de aquello que te desagrada vuelves al punto inicial y no avanzas y por el contrario te hundes en un camino que tú mismo hiciste, por eso ANIMATE Y REGOCÍJATE! Que CRISTO te ama y espera a que lo busques cada día, siempre tiene algo para presentarte y enseñarte.

No seamos ansiosos ni nos comparemos con aquellos que tienen muchos bienes pues eso no da la felicidad, la felicidad viene de Dios y es superior a cualquier cosa que podamos comprar o tener físicamente. No hay nada mejor que la riqueza espiritual y el poder disfrutar de una vida eterna en la presencia de nuestro Señor.




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